Francisco Scarponi y su generación de poetas salvajes. Un aquelarre literario, donde los locos se encuentran entre tazas de té con bencedrina, drogas duras y blandas, desenfreno y tragedia, pasión y libertad.
Palabras desnudas salen expulsadas de las mentes más brillantes de una generación maldita.
La poesía abismal y esquizofrénica se mezcla con la admiración que nos despierta un elenco apasionante y honesto interpretando Beatnik.
No necesitan nada más que un sillón y un par de sillas mientras suena de fondo un saxo triste.
Todo pareciera girar en torno a la vida y la muerte, al existencialismo, al grito histérico y exquisito de una generación de poetas salvajes que estaba más allá de este mundo simplón.
“Escribe para que el mundo vea la exacta imagen que tienes de él”, Scarponi tiene la clave para cumplir al pie de la letra este mandamiento Beat y lo deja todo en un guión que nos mantiene con los pies en punta y las manos tiesas.
Hablamos con el escritor argentino detrás de Beatnik para saber de qué galera sacó toda esta inspiración que, muy lejos de cualquier estereotipo, es la primera obra de una generación que no quería ser salvada mientras daban paso al manifiesto de la contracultura como hoy la conocemos, porque hipsters eran lo de antes.

¿Qué te impulsó a escribir Beatnik?
Yo vivo el escribir, como un momento sin tiempo, creo que Beatnik nació así, por eso es atemporal. Beatnik nace de mi descubrimiento y fanatismo de la literatura. Cuando me crucé con un libro de Kerouac por primera vez, me vi tan reflejado que dejé de ver a la literatura y a la poesía de la misma manera. Entendí el arte revolucionario y el apego a la verdad.
¿Qué representa la Generación Beat para vos?
La generación beat es una filosofía de vida, por eso en la obra rescato diez mandamientos de los veinte que se encuentran escritos por Jack Kerouac, entre ellos: 1.- “Enamórate de tu propia vida”; 2- “Sé el santo ingenuo de tu imaginación” 3- “Escribe para que el mundo vea la exacta imagen que tienes de él”.
¿En qué te inspiras a la hora de escribir, qué inspira a un poeta?
La inspiración está en uno mismo. Yo intento siempre tratar de escribir desde el subconsciente, alejándome de lo abstracto y dejando a las manos que correteen libremente en mi máquina de escribir. Francisco Scarponi y su generación de poetas salvajes
¿Cómo es eso que usás máquina de escribir? ¿Qué cambia en el ritual de la escritura o a inspiración?
La verdad he escrito en computadora, en papel y la primera vez que escribí en máquina de escribir fue el año pasado, la noche anterior a entregarles el guión a los actores en una reunión que tuvimos en el Teatro Maipo donde se estrenó “Beatnik, una historia verídica”. Creía haber terminado la obra, pero a las 00.30hs de la noche salté de la cama y quise escribir una escena que aunque creía que no podría adaptarla a la obra, sabía que debía hacerlo. Tenía una computadora rota hacía unos días y cuando fui a enchufar la otra me dí cuenta de que me había olvidado el cable en la productora donde trabajaba. Así es que recordé que tenía una vieja máquina de escribir, la saqué de su estuche y escribí dos escenas que agregué en la obra y readapté la escena cuatro con un paralelismo a la juventud actual, sobre el uso de sustancias como el “MDMA”, en su momento “Benzedrina” con diferentes estilos musicales, como hoy es la música electrónica, y antes el free jazz. Quienes creían que experimentaban algo desconocido, esa escena pone en evidencia que setenta años atrás ya habían descubierto ese mundo nuevo. A partir de ese día, siempre el golpeteo sistemático acompaña como un metrónomo cada poesía, estrofa o pensamiento.
¿Cómo elegiste a quienes irían a interpretar a estos poetas malditos?
En realidad en esta segunda etapa no los elegí, simplemente aparecieron. Sebastián Francini es Lucien Carr, si ves ambas fotos son idénticos, el nombre Lucien proviene de Lucifer, es el ángel maldito, quien conecta a todos los personajes. Rodrigo Esmella es William Burroughs, un personaje muy siniestro y estratega, escritor del “almuerzo desnudo” y termina escapándose de Estados Unidos luego de asesinar a su mujer de un disparo en la cabeza. Nahuel Mutti es Allen Ginsberg, autor de “Aullido” es exquisito. Florencia Prada como Joan Vollmer, encarna a la mujer en los años ’40 pero una mujer liberal, escritora, que encierra en paralelismos al machismo reinante de la época y el oculto de hoy. Alejo Ortiz es Kerouac, es increíble su parecido en cuanto a sus últimos libros, como por ejemplo “Big Sur”. Martín Urbaneja es David Kammerer, un profesor en el que cualquiera que haya sufrido por amor se ve reflejado.

¿Cómo es tu relación con Osvaldo Laport, quien es hoy el director de tu obra y cómo surgió este proyecto?
Con Osvaldo nos une gran amistad, y por sobre todas las cosas un objetivo: “Be Beatnik”, intentamos hacer un producto diferente. Es la única obra en el mundo que trata del origen de la “Generación Beat”, sabemos que no es un camino fácil, pero a ningún beatnik le regalaron nada. Francisco Scarponi y su generación de poetas salvajes
¿Cómo fue la tarea de desarmar y rearmar esta poesía tan intensa en clave beat para que todo el público pueda interpretarla?
La verdad que una vez escrita la obra, Osvaldo la fue adaptando para que esta poesía pueda ser disfrutada por todos y no caer en el teatro culto y que sea para unos pocos. Popularizar la poesía fue el objetivo de Osvaldo, hacer carne cada palabra y llevar a los actores a la “verdad”. La intensidad deviene porque la obra no está escrita con un objetivo sino con una verdad en cada palabra. Luego los actores también hicieron su parte y algunos con mucho respeto me han pedido cambiar los textos para sentirlos más propios, y si ese es el camino de la honestidad, bienvenido sea.
“Dicen que para escribir primero hay que sufrir”… ¿qué pensás de esta frase, en sintonía con la intensidad que vivieron sus vidas estos poetas?
No sé si será cierta la frase, pero lo que sí puedo afirmar que la primera vez que escribí fue por sufrimiento, y las primeras veces y cada vez que sufro, necesito escribir, como algunos quizá necesiten un trago largo.
Francisco Scarponi y su generación de poetas salvajes
Fotos: Agustina Angel.
Retoque digital: Nicolás Luján fotografía.
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