En el universo de la música electrónica contemporánea, pocos nombres despiertan tanta admiración como Sonja Moonear.
Con una carrera construida lejos de los focos del mainstream y cerca del corazón de la pista, esta DJ y productora suiza se ha ganado un lugar privilegiado en la escena global gracias a su estilo inconfundible, su amor por el vinilo y una sensibilidad artística que desafía las etiquetas.
Sonja Moonear nació en Ginebra y desde muy joven estuvo rodeada de música.
Se formó como pianista clásica y luego como ingeniera de sonido, una combinación que marcó profundamente su enfoque como DJ: técnico, detallista, pero también emocional y libre.

Para ella, la pista de baile es un lienzo donde cada track tiene un propósito, una narrativa, una textura.
Minimal, techno, house, ambient: intentar encasillar a Sonja Moonear en un solo género sería limitar su propuesta.
Su estilo fluye con una elegancia casi hipnótica, donde la mezcla es tan importante como la selección.

Su formato favorito sigue siendo el vinilo, no por nostalgia, sino por respeto al arte de mezclar.
Cada set es distinto, cargado de hallazgos sonoros, grooves profundos y decisiones que reflejan años de búsqueda curatorial.
A lo largo de su trayectoria, Sonja Moonear se presentó en clubes icónicos como Panorama Bar (Berlín), Robert Johnson (Frankfurt), Closer (Kiev) y en festivales de culto como Mutek, Sunwaves o Labyrinth.

También ha compartido cabina y proyectos con artistas como Ricardo Villalobos, Dandy Jack y Wareika, entre otros referentes de la electrónica más exploratoria.
Además de su trabajo como DJ, Sonja se ha involucrado activamente en distintos roles dentro de la industria: fue programadora del festival Electron en Suiza, formó parte del jurado de la Red Bull Music Academy y lanzó su propio sello, Ruta5, una plataforma que refleja su visión independiente y experimental.
Lo que diferencia a Sonja Moonear no es sólo su técnica o su conocimiento musical, sino su manera de habitar el arte del DJing.
Reacia al exhibicionismo de redes y los fuegos artificiales del show business, apuesta por una conexión más profunda con el sonido y con el público. Su presencia en cabina es hipnótica, sutil pero contundente, como quien sabe que no necesita hablar fuerte para ser escuchada.

En tiempos de inmediatez y playlists automatizadas, Sonja Moonear representa una forma de resistencia estética.
La suya es una electrónica viva, pensada, artesanal.
Una experiencia que va más allá del baile, y que deja una marca en quienes se animan a escuchar con atención.
