Dónde y cómo trabajamos, nos movemos, socializamos, consumimos, aprendemos, o nos protegemos, cambió radicalmente en 2020. Independientemente del país donde nos encontremos, los tradicionales hábitos de vida han sido sacudidos y profundamente cambiados. Para determinarlo, Accenture hizo un estudio entre 14 países, que representan US$ 30 billones del PIB y el 48% de la población mundial, e identificó los 5 principales cambios en los estilos de vida de las personas, producto de la pandemia:
- La salud influye en cómo viajamos:
Mientras que la «gran depresión de los viajes» ha dominado los titulares en el último tiempo, este momento de restricción sin precedentes no frenará el deseo de aventura y exploración en los años venideros, pero lo que sí cambiará es la experiencia. Como viajeros, tendremos que estar preparados para aceptar nuevas normas sociales, como el distanciamiento y controles de salud más amplios en los aeropuertos, estaciones de trenes, hoteles, o incluso playas. La mayor atención al bienestar individual y colectivo no es un asunto temporal. De hecho, de acuerdo con el estudio, el 74% de los consumidores a nivel mundial dice estar de acuerdo con que después de que termine la pandemia aumentará el foco en la salud. Los desafíos asociados a este fenómeno deben ser abordados con una estrategia a largo plazo, por parte de las empresas.
Romina Rodríguez, Digital Marketing Advisory Sr. Manager de Accenture Interactive, explicó que “una mayor atención en la salud pública requiere de un plan de transformación profundo que permita acelerar los trámites vinculados al turismo, como por ejemplo la implementación de pasaportes digitales, la identificación electrónica para cruzar fronteras y diversas medidas que permitan cruzar la información de viaje con el estado de salud del usuario. Pero para que todo esto ocurra primero es necesario resolver temas de base como la implementación de registros digitales de salud y resolver el tema de la ciberseguridad para la protección de los datos personales”.
- La sustentabilidad impulsa nuevos modelos de transporte:
Muchos fueron testigos por primera vez del impacto directo que nuestras opciones de transporte colectivo tenían sobre el medio ambiente. Simultáneamente, la pandemia acrecentó las preocupaciones personales sobre el riesgo de infección, inculcando la aversión hacia los viajes públicos en lugares cerrados. La búsqueda de la seguridad personal inmediata ha llevado a muchos a invertir en vehículos privados. De hecho, en China, los consumidores que quieren usar un vehículo privado casi se duplicaron (del 34% al 66%) durante el brote de coronavirus.
Pero hay más. El aumento de la micromovilidad se está acelerando y se espera que ayude a aliviar la congestión del tráfico. En la próxima década, micro vehículos, como las bicicletas de alquiler, e-bikes y e-scooters, serán cada vez más atractivos para los viajeros urbanos, ya que son alternativas más baratas y que ahorran más tiempo que otros medios de transporte. Por supuesto, hay varias condiciones previas que deben cumplirse antes de que la micromovilidad surja con mayor fuerza: en particular las inversiones en infraestructura, y el impulso de nuevas normas de seguridad.
A largo plazo, el estudio de Accenture prevé un futuro en el que los ciudadanos cambiarán a formas de transporte nuevas, más amigables con el medio ambiente, eligiendo entre una gama de vehículos “ACES»: Autónomo; Conectado; Eléctrico; Compartido (Shared).
La ejecutiva destacó que “dentro de este marco es clave el diseño de modelos de negocio que impulsen nuevas soluciones de movilidad más accesibles, inclusivas y ciberseguras. Las empresas que fomenten la innovación adelantándose a lo que será la movilidad dentro de 20, 40 o incluso 60 años y los que hagan las inversiones progresivas en soluciones respetuosas con el medio ambiente, seguramente alcancen una posición competitiva en el futuro”.
- La tecnología aumenta la economía autosuficiente:
Incluso antes de que la crisis de 2020 golpeara, la gente estaba buscando un estilo de vida más autosuficiente. Una de las razones de esto es la creciente influencia de la población más joven que, en el futuro, buscará formas de consumir y trabajar personalizadas.
Producto de la pandemia, la tasa de desempleo entre los jóvenes ha alcanzado niveles históricos a nivel mundial. Ese contexto ha reforzado una tendencia que ya se estaba desarrollando en los últimos años: Armados con las habilidades adecuadas, la población más joven tiene el potencial de inaugurar una nueva era de «microempresarios». Esta generación de expertos en tecnología digital buscará nuevos canales de ingresos impulsados por las tecnologías asequibles. Usando sus habilidades e intereses adaptados a las nuevas tecnologías, abrazarán nuevas y más flexibles formas de trabajos.
Rodriguez explicó que “en las últimas dos décadas, la economía “gig” ha creado muchas oportunidades pero también ha cuestionado diferentes aspectos, como la insuficiencia de derechos de los empleados y la limitada protección de los salarios. Para atraer a esta fuerza de trabajo futura, las empresas tienen que repensar su estrategia para atraer talento y a su vez impulsar un propósito con conciencia social, lo cual también es muy valorado por esta generación e implica un factor de decisión.
- Crece la necesidad de hábitats inteligentes:
La demanda de «hábitats más inteligentes» está creciendo con fuerza. Se trata de barrios residenciales que, habilitados por la tecnología, ofrecen una vida más vibrante, versátil y sostenible. El pre-requisito clave para estos espacios urbanos más conectados no es sólo la recolección y análisis de datos, quienes busquen avanzar hacia la ciudad inteligente deben encontrar el modelo adecuado para el uso y la protección de la información personal de las personas.
- El reforzamiento de la economía local:
El cierre de fronteras y bloqueo de países durante el 2020 provocó disrupciones masivas en las cadenas de suministro mundiales. La seguridad de contar con alimentos se convirtió en una preocupación para los ciudadanos de todo el mundo. Esto generó un importante crecimiento de las compras de productos locales, ya que los consumidores buscaban confianza, autenticidad y la conexión personal.
En el futuro, las personas prestarán más atención a la escasez de recursos y los impactos que sus hábitos de gasto tienen en las comunidades locales, y por ello exigirán mayor transparencia a los proveedores, especialmente cuando se trata del origen de los productos.
Este no es el final de las cadenas de suministro mundiales, sino el comienzo de un nuevo equilibrio. Las empresas deben responder mejorando significativamente la transparencia y resiliencia de su cadena de suministro. Como resultado, muchas empresas necesitarán reevaluar sus marcas para asegurarse de que pueden cumplir con la demanda de transparencia y responsabilidad.
“Creemos que un futuro próspero para nuestra sociedad será uno en el que se priorice el progreso humano y la sostenibilidad ambiental junto con el crecimiento económico. El papel de las empresas será el de crear las condiciones adecuadas aprovechando el ingenio humano y las tecnologías actuales, desde inteligencia artificial, internet de las cosas hasta blockchain, para que más personas en nuestras sociedades puedan acceder y disfrutar de los estilos de vida emergentes. La realidad es que muchas de las tecnologías necesarias para permitir tales estilos de vida ya están disponibles y las empresas tienen hoy la oportunidad de impulsarlas para crear una mejor forma de vida en los próximos años”, concluyó Rodríguez.