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Agatha Ruiz de la Prada. Diseño como extensión del arte.

Su amor por los colores; su repulsión por el negro; los volúmenes; la obsesión por los corazones; su compromiso por la ecología; la importancia de trabajar con sus hijos; el lugar que ocupan los premios en su vida; y su novata relación con las redes sociales, algunos de los temas que resume esta nota luego de un cálido encuentro en el Hotel NH Lancaster con la diseñadora española que a los 57 años ha dado un giro en su vida y avanza a pasos cada vez más firmes, fortalecida luego del desamor que sufrió cuando su pareja de más de treinta años le pidiera el divorcio y se casase con otra mujer.

Venís muy seguido a Buenos Aires, hace muy poquito estuviste aquí y ahora nuevamente te tenemos entre nosotros. ¿Qué estás presentando este año en Six O´clock Tea?
No es lo mismo hacer un desfile en Madrid que hacerlo aquí. Allí yo tengo mis doce modistas, con quienes voy a hacer las pruebas, y luego recogemos los trajes y listo. Este año he hecho el desfile que más trabajo me ha dado, pero también el más bonito de mi vida, pero cuando te vas a otro sitio… Aquí solo estamos Cristina, mi mejor amiga, y yo. La gente del Six O´clock es adorable, para ellos es un esfuerzo traerme aquí a este hotel maravilloso. De hecho, creo que otros diseñadores no vienen porque ellos hacen un montaje tan espectacular que luego a lo mejor llegas a un sitio y tal vez ponen un cartelito porque es imposible otra cosa.

Tenes un compromiso muy grande con la ecología, ¿Qué causas te movilizan? ¿Cómo se manifiesta eso en tu día a día?
Me entusiasma el tema de los los animales y el medioambiente. Desde pequeña estoy con las ideas sobre el calentamiento global en la cabeza. La semana pasada vi la última película de Al Gore (se refiere a Una verdad muy incómoda: ahora o nunca) y salí emocionada del cine. Mi hija Cósima la fue a ver también y ella salió muy negativa. El calentamiento global, como todo en esta vida, no es algo que se pueda cambiar de hoy para mañana. Pero yo, que llevo observando esto 40 años, veo muchos gestos y cosas positivas y que van a mucha velocidad.
El año pasado estuve en Belgrado y me llevaron a un museo que son como pueblos, como unas casitas de Rumania hechas con maderas. Entré en la tienda y había un aire acondicionado que no lo podía imaginar, una cosa salvaje, las puertas abiertas. Me metí y apagué el aire acondicionado.

¿Y en tus colecciones, cómo aplicas el tema de la ecología o de la sustentabilidad?
Por ejemplo, ayer me pusieron unas pestañas postizas y a la que me las ha puesto, se las he devuelto, porque creo que se pueden reutilizar. Es un detalle enano. También cuando me ponen los clips en el pelo, después yo voy a la peluquería un día y los devuelvo. Hay quienes lo tiran a la basura. Eso es una cosa de locos. Y así tiene que ser con todo. Desde el respeto por una horquilla, así con todo. Y además eso da muchísimo gusto y da mucha felicidad hacer eso. Y eso lo tenemos que hacer todos los días de nuestra vida, en todo.
En el textil es un tema muy complicado porque ha sufrido muchísimo. Cuando yo empecé imagínate que en España había 40 fábricas de telas y a lo mejor ahora hay dos. Cuando una persona está en un momento de crisis, de no saber para dónde tirar, de cerrar, de echar a la gente, es muy difícil que le puedas poner. En cambio, hay empresas españolas, está la empresa española que es la más poderosa del mundo que es Inditex, que a ellos les va super bien, creo que ellos sí que pueden hacer muchas cosas. De momento, pusieron en su sede de La Coruña un molino de viento. Tú no sabes la gente lo desagradable que estuvo, lo antipática que estuvo. La gente tiene una mala voluntad a veces con esto, no hay nada más bonito que un molino. Ellos pueden hacer muchas cosas. Yo creo que empresas como Inditex cada día van a tener más ganas de tener una política medioambiental y ellos pueden cambiar el mundo, algo que los más pequeños no podíamos. Hay que luchar cada día, pero sería mentira y ridículo si te dijera que mis colecciones están muy ecológicamente hechas porque realmente se hace lo que se puede, pero se puede menos de lo que me gustaría.

¿Cómo definís tu estilo?
Yo quería ser pintora y terminé siendo diseñadora. Soy una diseñadora muy gráfica porque tengo todas esas cosas de haber dibujado a medida, la mezcla de los colores. Por otra parte, siempre me ha entusiasmado el mundo del arte, desde que nací, mi padre tenía la mejor colección de arte de su generación y he conocido a los pintores, he conocido a los galeristas. El arte era parte de mi cotidianeidad desde muy chica.

¿Qué pintores? ¿A quién admiras?
Desde Picasso que es el que más admiro, no es que le haya conocido a Picasso, sino que en el mundo del arte es como todo, esta lo bueno y esta lo demás.


Con un estilo tan definido ¿Cómo haces para no repetirte?
También me divierte mucho el volumen. Cuando empecé en España era conocida por el volumen y luego no sé por qué todo el mundo me conoció por el color cuando yo diría que es mucho más importante en mi ropa el volumen que el color. Luego empecé a hacer trajes con ruedas, con estrellas, con flores, con arco iris, con corazones. El arco iris viene y vuelve y vuelve a venir, son cosas que para mí son una obsesión.
Y para no repetirme es muy importante tener un equipo que te ayude, las telas van cambiando poco a poco. He tenido 15 años un jefe de taller, al que adoro y es una maravilla y se ha independizado y la semana pasada ha hecho un desfile, que he sentido muchísimo no estar. Cuando llega otro cambias y cambian las colecciones y siempre puedes hacer cosas distintas y lo bonito y divertido es eso, ese es mi trabajo.
Los corazones son figuras que se repiten en tus colecciones…
El corazón me da mucha suerte, siempre he dibujado corazones y mi primer perfume fue un corazón. Desde ese momento en el año 92, fue un corazón fucsia, mi segundo perfume fue un corazón verde que no se entendió bien porque quería decir que era mi corazón y la ecología. La gente no lo entendió bien. Desde ese día me puse siempre a dibujar corazones y se ha convertido un poco en mi símbolo.

¿Cómo te llevas con el negro?
Muy mal, me llevo fatal, no me gusta nada y no lo necesito. Un día se murió mi madre y entonces llamé a Cristina para que me diera algo de ropa porque no tenía nada. Desde ese día tengo una esquinita en mi armario para ropa negra. Me había hecho un traje una vez que se murió la madre del rey. Me puse un traje negro que era un corazón de seda y un abrigo precioso, unos zapatos negros y luego me puse unas medias blancas. Se metieron conmigo porque llevaba unas medias blancas cuando el blanco y el negro es luto. Al correr de los años, desgraciadamente la esquinita que va creciendo

Argentina es muy clásica para vestirse, ¿es un mito que la elegancia pasa por el negro?
Yo creo que el color es mucho más elegante que el negro. El negro lo encuentro muy triste, es como una casa oscura, tú llegas a una casa oscura, incluso este cuarto que está oscuro y te vas viniendo abajo. En cambio, la luz te hace ver terrible.


Te acaban de dar el premio nacional de diseño de moda, ¿Cómo recibís los premios a esta altura de tu carrera, en este momento de tu vida? ¿Qué es más importante para vos, ese tipo de reconocimientos o tal vez ver que hay un montón de gente que usa tus prendas? ¿Cuál es el reconocimiento que más buscas?
Hace un tiempo el rey de España me dio la medalla de honor de las Bellas. Ese día te dicen excelentísima señora Doña Agatha de la Prada y al darte esa medalla de honor de Bellas Artes te están haciendo excelentísima, tonterías, pero a los cuatro meses de eso me dieron también los títulos de mi abuelo, tenía grandeza de España. Lo bonito y por lo que estaba tan contenta es que cuatro meses antes yo había sido excelentísima por mi solita.
Desde luego que me gusta mucho más que la gente se ponga mis prendas. Es verdad que hay gente a la que le divierte, los premios, a mí me han dado muchos a los que no he ido. Se lo tienen que dar a todo el mundo, somos pocos diseñadores y algún día tenía que caer.

¿Cómo te llevas con las redes sociales?
Cada día mejor. No es mi edad, pero voy conociendo, entendiendo cada vez más. Si hubiera nacido en la época de las redes sociales ¡me forro! (risas)

¿Qué significa eso?
Que me lleno de plata. Hubiera sido inmensamente feliz porque todo es mucho más fácil ahora. Haces un traje, lo pones y en un minuto lo ve todo el planeta. El poder de la inmediatez. Antes era una foto, hasta que te la revelaban, que salía en un sitio.

¿El emporio de Agatha Ruiz de la Prada es tuyo o ha sido comprado por algún grupo?
No es un emporio, pero lo poco que va, es mío.


Más información en https://www.agatharuizdelaprada.com/

Texto: Rocio Bravo

Fotos: Gentileza de prensa.

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