A las grandes figuras parecen pertenecerles las fechas redondas. Es así como este 8 de diciembre se cumplieron 40 años sin Lennon.
Fue asesinado a sus 40 años dando lugar a un gran duelo en el mundo de la música y al nacimiento de miles de especulaciones sobre cómo hubiese avanzado su obra de haber continuado con vida.
El legado de Lennon no se disminuyó con su desaparición física, sigue inspirando a cientos de jóvenes a tomar una guitarra y hacer del mundo un lugar con más arte.
Sea con su grupo “The Beatles” o con su propio nombre y apellido, sigue significando un hecho capital en la historia de música popular por la belleza y rebeldía de sus composiciones.
Los discos que nos dejó compuestos acaso con canciones que exhiben su alma llena con virtudes y defectos siguen impactando en los oídos de los amantes de la música.
Su asesino nos privó no sólo de un hombre interesante (la opinión que podamos tener cada uno hacia él como persona es, a la larga, subjetiva y sin respuestas correctas), pero principalmente de alguien innovador en su oficio y con una capacidad creativa poco común.
Para aclarar la denominación de hombre interesante podemos mencionar brevemente su vida:
Fue un leproso del cual los padres de sus amigos recomendaban alejarse (pero rara vez los otros jóvenes podían resistirse): fue un alumno difícil que le enseñó a varios un par de cosas, fue un Beatle, fue el marido de Cynthia y Yoko, el padre de Julian y Sean, fue un revolucionario armado con una guitarra y una voz rasposa, fue un soberbio inseguro, un letrista acomplejado por los pecados de sus padres y los propios que muchas veces coincidían (dudo que se le escapara esta ironía), fue considerado por muchos un estandarte de la esperanza de cambio y de la paz. Fue, ante todo, un artista sobresaliente y hoy por hoy es indudablemente, una leyenda.
Sin embargo, nos quedan certezas sobre él: cada una de las canciones que hizo, sin importar qué signifiquen para cada ser en esta tierra, estarán ahí siempre que queramos habitar los mundos que nos proponía con sus melodías.
40 años no son nada.