Un ingreso que pasa desapercibido nos adelanta la sorpresa. Un escenario que espera tras un telón, a sus músicos por tocar. El buen gusto fueron transmitidos en el estilo del salón, con un mobiliario vintage y una fila de canillas en bronce protagonistas de la barra. En las paredes la pasión por el arte en un mural, a cargo del artista Emi Mariani, una pizca de caos que invita a la reflexión, y la dejo acá.
La banda comenzó a tocar y las puertas al salón se cierran generando la intimidad que la atmósfera de Santos Vega pedía ni bien se llenó. La interpretación de “Cité Tango” de Piazzola, combina perfecto con mi Negroni, fuerte como a mi me gusta.
La premisa Draught Bar no fue azarosa, uno de los socios realizó un viaje para conocer a fondo un universo que está poco explorado en la cultura coctelera, tal vez por prejuicio a lo “pre-armado”, pero justamente era lo que buscaban desmitificar “El resultado del viaje fue más que positivo ya que reafirmamos que el sistema no falla y la calidad de los cocktails no se pierde en absoluto».
Cuando decimos que hay arte, HAY ARTE. La carta es tipo un fanzine, con ilustraciones hermosas que explica sobre el sistema de canillas, pero comienza citando el concepto de “hedonismo” que significa placer: “Santos Vega es hedonismo puro”.
“The old book of the draught cocktails” es la leyenda que acompaña hoja tras hoja este menú original de deliciosas propuestas cocteleras. Mi preferido es el Negroni, y si el Negroni es bien preparado, me permito coquetear con otros, con lo cual no pude obviar el Bramble hecho con Gin Gordon’s, lima y moras y el Sea Brezze que te eriza la piel con el toque del pomelo y su aroma, acompañado de Smirnoff Black y arándanos.
Para la selección de cocktails, el gran desafío, se contó con el perfeccionismo de un bartender que supo qué bebidas maridar para potenciar el trago en medidas exactas: Ezequiel Rodríguez.
Lo primero para comentar respecto a comida, es que si una persona oriunda de La Costa considera que son buenas rabas, es de confiar. En Santos Vega no son preparadas como se suele ver en Buenos Aires; la porción la acompañan delicados trozos de palta y salmón que exquisitamente son el plato recomendadísimo de la noche. Estas rabas y los langostinos crocantes, rebozados en panko, semillas de sésamo y té verde con dip spicy, desconciertan, como si esta cocina se dedicara sólo este tipo de platos; veinte puntos los mariscos.
Tal como me contaron, la carta fue creada por el chef Martín Arrieta, fundador de restaurants como Danzón, Happening, y Gardiner, y ahí está la semilla de estas exquisiteces.
Como platos principales, algunas opciones son el Pastel de ternera: bolognesa de ojo de bife, puré de papas y hierbas con salchicha parrillera, gratinado con queso fontina. El Waldorf Wrap, con espinaca, apio, manzana verde, langostino crocante, salmón ahumado y nueces picadas o una Flat Pizza: Con cebolla colorada, puerro, muzarella y queso brie. Si, todo suena como sabe. Final dulce feliz para los dulceros como yo, no podes terminar la noche sin un Volcán de chocolate.
De jueves a domingos Santos Vega te ofrece una propuesta distinta y completa: música en vivo, buen beber, platos exquisitos y el arte como partículas que se absorben del aire.
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Dirección: Niceto Vega 5924
