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Guillermos Salmerón: “Siempre es mejor contar historias desde la curiosidad y no desde el prejuicio”

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Guillermos Salmerón: “Siempre es mejor contar historias desde la curiosidad y no desde el prejuicio”

Telefe fue el sitio que le abrió las puertas para ir escribiendo su propia historia. “Podría decirte que de chico estaba frente a un árbol y me ponía a escribir… pero no, yo no recuerdo  ese tipo de momentos”, cuenta. Hijo de almaceneros del conurbano bonaerense, Guillermo – ya con más de 30 años – pasó de atender un almacén, a poner música en una radio barrial y luego estudiar periodismo en TEA. En el canal comenzó como productor, pero supo aprovechar las oportunidades que la vorágine de la tele da y terminó siendo el guionista de muchas de las exitosas propuestas que salieron al aire. 

¿Cómo ha sido la evolución de tu carrera? ¿Qué te atrajo de la producción y la escritura en su momento y qué te seduce hoy de eso? 

Para mí fue muy azaroso, todo lo que me hace llegar hasta donde estoy ahora fue absolutamente azaroso. En esta época uno tiene cierto apuro por definir cosas como, por ejemplo, dar con la carrera justa. En mi caso, más que nada imperó el caos, por un lado, y la cosa de que se fuera dando azarosamente, con casualidades. Yo hasta muy grande, ponele 25 años, trabajaba en un negocio de barrio, un autoservicio chiquitito como el de los chinos. Mis viejos tenían un autoservicio pequeño y jamás había visto televisión. En algunos momentos he sido bastante lector, pero tampoco un lector importante. Sí fui desde chico muy curioso de los comportamientos de la calle, era una época donde los pibes crecíamos en la calle y nuestro club era salir a la puerta. Mi trabajo de almacenero lo hacía bastante bien asique hasta los 25 años lo que estaba en mi cabeza a futuro era tener mi propio negocio. De hecho, llegué a comprar un local. 

Un día un amigo me invitó a pasar música en una FM barrial, una FM comunitaria. Me gustaba mucho la música y tenía una gran colección de casetes y cosas grabadas. El paso siguiente fue que en algún momento que él no pudo ir, arreglé yo delante del micrófono y me pareció interesante. A la vez siguiente ya compartíamos ese espacio y yo hablaba de música. En algún momento, me anoté en TEA Periodismo y eso fue un cambio grande en mi vida, porque yo no cruzaba la General Paz. Yo conocía la franja del Sarmiento, Estación Once. El hecho de desembarcar en Capital fue un hallazgo para mí porque me codeaba con gente tan distinta, personas que se habían criado tan diferente, en un crisol de edades muy distintas. Para mí era raro tener un tipo de veintipico de años que estaba ahí, tenía hijos y estaba en un Banco, pero le había pintado de estudiar periodismo. 

Fue un grupo muy lindo, de las primeras promociones de TEA. Salí pensando en escribir para gráfica y caí en televisión, caí en lugares que nada que ver con lo que hago hoy. En algún momento, el mismo circuito en el canal (Telefe) me hizo llegar a meterme en la parte de post producción, sobre todo de programas de ficción. En la post producción vos empezas con la manipulación del libro, con la lectura de esos libros de guión y vas construyendo. 

Maradona Sueño Bendito

¿Cuántos años tenías más o menos?

Tenía entre 30 y 35 años cuando quedé muy ligado a eso. El que trabajaba en producción no era una persona que participara del trabajo en las islas de edición, había editores que dependían del área técnica, son áreas distintas. Eso cambió mucho, yo no digo que lo impuse yo, pero fue muy casual. A mí me tocó, en un momento, estar haciendo ese montaje en Naranja y Media, un programa que se grababa y salía en vivo. Era un programa de Francella que la locura del programa era que se grababa durante el día y ahí sí hacía falta ese enlace entre la producción. Yo estaba todo el día corriendo, he corrido con los tapes por el pasillo, parece de ficción, pero he puesto play en el estudio central durante transmisión para que saliera el programa. A partir de eso, ya quedó instalado y hoy es impensable que no exista el equipo de producción dentro de esa isla. El editor es como un genio de la compu, pero está rodeado de dos o tres productores que son gente que define las cosas más artísticas. Yo aprendí ahí a escribir realmente, calculo que habría algo innato que yo desconocía. Uno generalmente se arma todo un cuento épico de las cosas, podría decirte que de chico estaba frente a un árbol y me ponía a escribir… pero no, yo no recuerdo  ese tipo de momentos. 

¿Cuándo fue ese momento donde tu rol sí pasa a ser de guionista de una historia que luego se hace ficción?

Yo estaba dentro del staff fijo del canal. Cuando vos laburas bien una parte, es muy difícil que te cambien, por ende, se me hizo muy cuesta arriba. Hubo un momento donde yo ya quería la posibilidad de escribir y me costaba muchísimo porque estaba bien en el lugar en el que estaba. Finalmente, en algún momento presioné y charlé, en ese momento estaba Claudio Villarruel y Bernarda Llorente, para que se ampliara mi trabajo. Yo había sido derivado al programa de Gastón Pauls, Ser Urbano, y dije “aparte de poner la música, de hacer la edición del programa, de darle el color, quiero hacer los guiones con la voz en off de él”. Y me dieron la posibilidad. Al año siguiente me pusieron de productor de Televisión por la Identidad, que era un programa sobre historias de las Abuelas de Plaza de Mayo, y teníamos problemas con los libros que no llegaban así que el canal me dijo que me ocupara de los libros también. Fui productor y autor, junto con otras personas, pero hubo un libro que lo escribí yo solo y otros en los que participé. Ahí ya me quedé, no me sacó nadie y no dejé que me sacara nadie.

¿Ese es el lugar donde te sentís más cómodo y donde más disfrutas trabajando?

Sí. Depende mucho de la época. Yo soy muy inquieto, así como en algún momento estaba vendiendo azúcar y yerba en un lugar y dije “me voy a ir a una radio”. A veces me agarra esa cosa de decir “me pondría un maxikiosco”. Es un laburo fabuloso y es re lindo. Creo que lo que exploto mucho y lo que ven en mí es esa cosa que todavía me queda de barrio, de calle, de sensibilidad con las cosas.  

Las historias que contas tienen eso, son historias que abordan temáticas que son muy de barrio y se necesita esa sensibilidad. ¿Cómo te sentás a escribir esas historias y todo ese proceso?

Una cosita que te aclaro, que tiene esto también, es que a veces hay que correrse del lugar y ser inquieto. El medio rápidamente te sitúa en el lugar donde vos, aparentemente, para el medio o para las compañías, podes ser útil. De repente vos escribís dos programas que son con cierta sensibilidad social o cierto compromiso y vos ya sos “el que escribe programas comprometidos”. Esto es algo que le pasa también a los actores, el tipo que hace reír lo llaman para hacer reír y al que hace de pibe de cancha que habla a lo bestia lo llaman para eso. Eso también te va encasillando y hay una tensión permanente para correrte. Estuve primero en ese lugar, después puesto como el que mejor hace policiales en Argentina. Todavía tengo un poquito de ese estigma. Ahora estoy con las biopic. 

Hay que estar siempre pendiente de la observación en todos lados, es un poco trabajar todo el día porque vas al supermercado y estás mirando, siempre aparece algo. Yo no miro series, si miro son cosas muy cortitas, pero no suelo mirar series. Creo que eso, por lo menos para los productos locales, se nota mucho en la identidad porque hay personajes que son de acá, no están afuera. Yo ahora, por ejemplo, tengo un policial y tenía un familiar, un hombre mayor, que tiene cuidadores porque no se puede levantar y los putea y se enoja. Yo estuve pendiente de todas esas conversaciones y ahora está en mi policial ese personaje casi de manera textual. Es muy divertido. En la gente que escribe series se ha perdido un poco el afán por la observación, el acopio de ideas en la vía pública, acercarse a alguien y ver por qué está llorando, porque ahí hay historias de personas de carne y hueso. Cuando esa persona te da su historia, es mucho más fuerte y verdadera de lo que te podes imaginar, de lo que puede jugar tu cabeza. Si yo quiero poner una historia de una persona que transita sola la calle, que se perdió por algún motivo y está llorando en una esquina, ponele, mi historia no va a estar tan buena como la de la persona real que me encuentre en la calle.

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¿Cómo es el proceso en ese sentido? ¿Vienen con un tema y te dicen “quiero que saquemos una ficción sobre tal tema” y, a partir de eso, surgen y se van metiendo las historias que te encontras? ¿O también se da a la inversa que vayas y digas tengo esto? ¿En cuál te sentís más cómodo? 

Las biopic te contiene un poco porque es otro tipo de laburo. Primero tenes que perder muchísimo tiempo en cotejar historias, entrevistados y estás muy acotado a los personajes nuevos que podes crear, puede ser que alguna cosita pongas, pero estás muy contenido porque los personajes son reales. Después los proyectos salen de distintas maneras. Por ejemplo, ahora tengo otro en camino que estoy escribiendo para Amazon y es otra biopic. Esto surge porque alguien lleva la idea a Amazon. Ellos estaban conformes con la biopic de Maradona entonces le dijeron “él ya terminó con esto, llamale y preguntale si tiene algo que hacer”. Después, por ejemplo, en paralelo tengo otro proyecto de un policial que lo llevé yo. Ahí es donde meto estos personajes.

Imagino que tendrás más libertad de acción también ¿no?

Sí y es mucho más lúdico. Es gracioso cuando vos estás con un compañero. Yo trabajo con mi socia que se llama Silvina Olschansky, venimos hace bastante tiempo y causa gracia porque estás hablando y decís “bueno, pero escúchame, acá hay que hacer que lo maten”, “¿y si le dicen tal cosa?”, terminas actuando los bocadillos. De repente, levantas la vista y ves que hay gente que te está mirando.

¿Cómo es ese trabajo en dupla? ¿Cuánto hace que trabajan juntos?

Podría estar trabajando solo, pero para las dos personas es como tener una red abajo, avanzamos, nos sentimos más seguros. Hace seis o siete años que trabajamos juntos. Si nos dividimos el trabajo ya sabemos que el otro le hace una curaduría al laburo que fue haciendo el otro, eso nos da mucha seguridad. El otro día leía una nota que decía como que Amazon es muy complicado con las devoluciones, muy inflexible, y para mí hablaban de otro lugar porque nosotros no solemos tener devoluciones fuertes, siempre trabajamos con libertad. Cuando hacemos la entrega del libro, lo entregamos pulido por los dos. Nosotros escribimos el libro y lo sostenemos sin entregar por 10 días, en los que seguimos pensando, y después nos juntamos con otra mirada. Muchas veces entregamos el libro y seguimos pensando, se nos ocurren 15 cambios chiquitos para hacerle y cuando viene la devolución nos dicen “hubo un cambio”, por ahí coincide o no con lo que le queríamos cambiar.

¿Cómo impacta el auge de estas plataformas como Amazon para la situación y el trabajo de los guionistas? ¿Qué significa que estos monstruos globales apuesten a las producciones locales? 

Yo creo que es muy beneficioso, en tanto y en cuanto nosotros estemos organizados para enfrentar esto y ellos también puedan ser flexibles a nuestros pedidos. En el laburo con Amazon nos han escuchado mucho. A veces hay empresas, no hablo de Amazon sino en todas, que son de afuera y tienen sus modelos muy rígidos en cuanto a contratos, a honorarios. Yo creo que se puede y que te escuchan. Primero siempre vas a recibir el no. Si esas decisiones de flexibilidad para escucharte y para escuchar las propuestas artísticas existen, a mí me parece que está bueno. Acá la televisión venía muy vapuleada y los últimos años fueron muy duros. Con Silvina tenemos la suerte de tener continuidad y hace tiempo que si no trabajamos para una plataforma, trabajamos para un canal de México. Desde que me fui de Telefe en el año 2011 no paré de trabajar. Ahí tenía el paraguas del lugar, si el canal hacía ficción, ahí iba yo. Por suerte nosotros no vivimos esa crisis, pero la pandemia llegó antes.

El trabajar para afuera tiene que ver con que acá no está esa oferta para que todos puedan trabajar. 

Por lo que escucho y charlo con colegas, para los guionistas las plataformas como Amazon fueron un aire fresco, cosa que no estaba pasando, estaba todo muy parado. Como es una cosa que llegó para quedarse y cada vez van a haber más plataformas, lo importante es no ser tan dócil en cuanto a condiciones que a uno no le gusten aceptar. Yo creo que se puede charlar y te van a escuchar porque a veces uno tiene esa idea de que viene el gigante de tal lado. Uno siempre va a tener primero el no. También hay un tema de Argentores, que está siempre peleando, que tiene que ver con los derechos de autor y las regalías. Hay que promover desde nuestro lugar esto de la identidad propia. Es importante que la calle, que el contexto, que tu lugar de vida, lo que ves o te cuentan, forme parte de tus historias y que se imponga. Yo no he visto productos pero, de repente, hay toda una oleada de series noruegas o danesas y uno las entiende, entiende los personajes y no vive ahí. 

Con eso decís que desde lo creativo no está la obligatoriedad de pensar el contenido global sino que el contenido local igual puede ser difundido, disfrutado y entendido en otras culturas.

Lo que digo es que no tenemos que permitir que nuestra usina de historias o de ideas sean las series de afuera o los contenidos de afuera. Por eso yo no miro series. No es que no miro porque no me interesen, pero en esa sobrecarga de convertirse en espectador de series de afuera, uno no se da cuenta, pero cuando vas a escribir se da esa cosa como cuando los nenes dicen “alcánzame la mantequilla”, es tremendo. Me parece que nos pasa a los guionistas que, sin darnos cuenta, vamos a poner desde un plano, una postal o una cosa visual. Si a mí alguien me dice que es parecido a tal, yo tengo la tranquilidad de que no lo vi ¿entendes? Obviamente hay un montón de cosas inventadas y puedo estar escribiendo una situación o unos bocadillos que coinciden con lo que hizo otro, pero sé que nunca vi lo otro. Eso a mí me parece que es importante. ¿Sabes dónde lo notas también? Y yo lo suelo contar, el tema de no ver series me pone en un lugar de charla con los productores que me parece más enriquecedor porque cuando me quieren contar una idea y charlamos sobre hacer una serie, los productores terminan teniendo la necesidad de hablarme en términos dramáticos porque de entrada digo “yo no veo esto”. Estaba en reuniones donde me decían “mirá, la mujer tiene que ser la de Breaking Bad y después viene la camioneta y el que maneja yo lo vi en la película tal”. La charla parece una charla de Blockbuster. 

Vayamos a la serie ¿Cómo te llegó a vos la posibilidad de escribir esta historia? ¿Cómo fue el proceso? 

Nosotros, la incluyo en todo a Silvina, veníamos de hacer El Marginal que contra mis cálculos, porque pensé que iba a ser algo que iba a quedar en el ámbito local y no iba a trascender de ahí, fue un boom y se extendió a países de afuera. Acá la serie produjo una especie de fanatismo y yo no tenía en cuenta eso. A mí me llamaron en ese momento, cuando se estaba viendo la posibilidad de hacer la temporada 2 de El Marginal, de una productora que no conocía, gente con quien nunca había hablado. Por lo general, uno llega a los lugares por algún contacto, pero esto fue totalmente insólito. Ahí hablé con el showrunner que me contó que se iba a hacer una biopic de Maradona. Una cosa que me sorprendió muchísimo y que creo que afuera trabajan un poco así, es que, como ellos ya tenían la luz verde para hacer el proyecto, habían estado meses testeando y haciendo comparativos de cuatro o cinco autores argentinos, sabían que tenían que ser argentinos. Cuando esta persona me hablaba, mencionaba cosas que ni yo recordaba que se habían hecho. En un momento le digo “el fútbol a mí me encanta, soy re futbolero, pero tenes otros colegas que han hecho documentales de fútbol”. Ahí me dijeron: “a nosotros nos interesa tu perfil porque sos del conurbano y vimos programa donde abordas la pobreza, las villas y para nosotros es importante que ese mundo en el que creció Maradona esté, y vos creciste en uno parecido”.

Parecía que era la CIA que me había estado siguiendo durante un tiempo. Las únicas condiciones que pusimos nosotros fueron poder escribir con libertad como hacemos siempre. Preguntamos mucho cómo era la idea, si alguien nos iba a dar un libro para que nosotros copiáramos y no, era total libertad, un equipo de investigación nos iba a dar el material e íbamos a poder elegir. Fue así. Nunca tuvimos un solo problema, por lo menos en los libros, salen de la máquina sin que nadie haya intervenido desde afuera. Tampoco los problemas que empezaron a haber después, que fueron más mediáticos. 

Siendo Diego una persona tan pública y tan polémica también, una persona tan amada y odiada, ¿cómo se hace para que todo eso no interfiera en la historia?

Yo armé un equipo corto, no quería mucha gente, pero armé un equipo de guionistas donde, no sé si fue a propósito o fue circunstancial, nos mezclamos personas que teníamos un alto respeto y admiración por el personaje y otras personas que todo lo contrario. Era un equipo equilibrado entre mujeres y hombres, o sea que imaginate que los hombres estaban con la cosa de fanfarria y arenga futbolera y las chicas eran la otra parte. A medida que fuimos avanzando, los que teníamos la fascinación fuimos bajando los decibeles y entendiendo que muchas cosas que Diego hizo por ahí no estaban buenas, y que justificarlas por el tiempo, el contexto y demás, tampoco daba, y las personas que estaban más resistentes empezaron a quererlo mucho. Diego tiene eso, tiene muchas personalidades. Sí tiene su tema de locura y machirulez, pero también ha sido siempre muy generoso con sus compañeros. Había muchos actos de él que no salían a la luz, que no los hace cualquiera, y el desafío con el poder también, que eso fue lo que más lo fue segregando. Uno se va metiendo en las historias de Diego y tiene las dos partes de él o las múltiples partes. 

Con lo que nos vamos a encontrar es con todo eso.

Con todo eso. La sensación que te va dejando, que es inabarcable, no lo podes lograr, es que alguien que vive de ese modo se va a mandar cagadas. Un día en la vida de Diego son 10 míos

Algo que también es relevante para la vida de Maradona es toda la gente alrededor que tuvo, que también eran personajes en sí, ese era otro desafío, cómo contar el vínculo con esas personas.

A mí me parece que siempre es mejor contar historias desde la curiosidad y no desde el prejuicio. Yo tenía la curiosidad, sobre todo, de ver por qué Maradona generó tanto odio y tanto amor, y tanto fanatismo, y por qué es tan representativo de nuestro país. Maradona no era un deportista solamente, era un referente para la gente. Entonces era eso, sobre todo buscar esos actos donde pintan y dibujan esa característica del personaje.

Me acuerdo una anécdota donde él estaba en Nápoles, había un chico que tenía un problema físico, necesitaban juntar fondos y el club no le permite ir a una canchita de fútbol a generar algo para una donación. El tipo dijo “yo voy igual” y se cargó a todos sus compañeros del Napoli. Vos vas a ver que hay un barrio común y corriente todo lleno de barro y están los jugadores profesionales jugando un partido para un pibito que necesitaba, arriesgándose a quebrarse y los del club tomándose la cabeza. El tipo era muy emprendedor con esas cosas. Cuando vos ves las bambalinas de esos episodios, son conmovedores. Al tipo le conmueve un caso, sobre todo cuando vienen de clases populares, y al tipo no le importa si lo amenazan con una multa, con una atención, tiene esas cosas también.

Además de que se estrenó ahora ¿habrá más temporadas?

Ahora son 10 capítulos, es la primera temporada. Son peliculitas. Tienen una producción muy grande y se hizo en los lugares originales, está filmado en varios países con directores representativos de esos países. Es un proyecto muy particular, creo que no se han dado proyectos así, por lo menos que salgan de Argentina. Como son grupos grandes de actores, no es que agarras a dos personajes y los haces que viajen a España, a Nápoles, no, se asientan en un lugar un montón de personas que son del elenco principal. Tenes que llevar un grupo de actores que están dos o tres meses viviendo en España, en México, es un mega proyecto. Fue muy sacrificado para todos y espero que eso se note. 

¿Cómo afectó la muerte de Maradona en lo operativo?

Nosotros teníamos escrito todo cuando pasó. Tampoco sabemos todavía qué continuidad tendrá la serie, calculo que cambia un poco la idea de temporadas, pero no lo sé. 

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