
Sucede que cuando este tipo de emociones pasan a primer plano, nuestra mente pierde el foco, y los niveles de eficiencia y productividad se derrumban.
Bajo los conceptos de la sociedad actual, ser productivo implica la realización de ciertas tareas en x cantidad de tiempo, el cual, a su vez, está previamente determinado. De acuerdo a cuán eficaz logres ser se medirá tu nivel de productividad, ¿pero a expensas de qué?
Nuestra capacidad de enfoque y resolución nos permite tomar mejores y más rápidas decisiones, resolviendo situaciones e inconvenientes de la vida diaria desde un lugar más certero y estable. Cuando nuestra mente se desborda y pierde estas capacidades, nos empezamos a desmoronar casi sin darnos cuenta. Los pensamientos empiezan a devorarnos, y corremos atrás de la más óptima e irreal productividad.
El yoga y la meditación brindan herramientas para aprender a gestionar pensamientos y emociones. De esta manera, nosotros mismos habilitamos el control de nuestra propia mente.
Aprender a estar presentes en las sensaciones que el cuerpo experimenta, nos invita a soltar pensamientos ajenos a esa situación, y esto es algo que, con práctica, se aprende a trasladar a cualquier otra situación de la vida, evitando distracciones, mejorando notoriamente el foco, y elevando nuestro nivel de productividad, tanto en el plano laboral como en el personal.
Cuidado, porque puede transformarse en un arma de doble filo. Al mismo tiempo que aprendas a gestionar tu atención y tu inteligencia emocional, deberás aprender a limitar la explotación de ese recurso, y usarlo para tu propio bienestar.
La idea de reseteo mental intenta transmitir una necesidad de cambio, mostrarnos posibilidades alternativas de modos de pensamiento, enfoque y resolución, que sepan conVIVIR con el resto de nuestras vidas, y transformando quizás las deadlines en LIVElines.
Por Pía León, Diseñadora industrial yoguini +200 YAI WYF
@enyoguizada
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