A pesar de la cuarentena, del distanciamiento social y de todo lo que implica convivir con una pandemia en el ámbito social, Piso Once, el multiespacio de eventos de la desarrolladora inmobiliaria NÓMADA que sobresale por su rooftop de 1.300 m2, en el edificio Tesla Patricios II, continuó funcionando y logró reconvertirse de forma exitosa.
En un rubro como el de los eventos sociales, donde lo presencial es primordial y parecía irremplazable, el equipo de este multiespacio, situado en el corazón del Distrito Tecnológico en el barrio Parque Patricios, logró hacer, a base de trabajo, creatividad y buenas ideas, lo que parecía casi imposible: transformar el servicio en un producto atractivo, divertido y demandado.
“En un principio pensamos que el Aislamiento Social, Preventivo, y Obligatorio (ASPO) duraría poco tiempo, unos 15 días y que pronto volveríamos con los eventos presenciales. Pero, con el correr del tiempo vimos que no sería así, por lo que empezamos a pensar qué podíamos hacer”, cuenta Verónica Alessandri, Event & Commercial Manager de Piso Once.
El contexto general tampoco ayudaba teniendo en cuenta, además, que el foco de la empresa son los eventos corporativos y las compañías estaban trabajando en su totalidad de forma remota. A pesar de esto, se propusieron que, de forma presencial o virtual, Piso Once seguiría activo para responder a las necesidades de sus clientes.
El primer paso, surgió de la mano del equipo de Comunidad Aldea, el programa de experiencias que promueve el bienestar y la vida social en los edificios de la desarrolladora. En conjunto organizaron sesiones de after office virtual para grupos de empleados y para algunos invitados especiales: “Notamos que había una gran necesidad de vincularse, socializar y encontrarse, entonces decidimos generar algún tipo de encuentros. Comenzamos, en plena cuarentena y desde nuestras casas, con una propuesta que incluía juegos, música y un presentador. Al ver la buena respuesta que tuvieron y el interés que despertaron, pensamos cómo hacerlos de forma más profesional”, explica Celeste Villalba, Event Operation de Piso Once.
De a poco, fueron incorporando nuevas opciones, herramientas y formatos, logrando armar un producto consolidado. A medida que pasaba el tiempo y se daban algunos permisos para movilizarse o juntarse, un grupo reducido de personas, con protocolos mediante, se trasladaron a Piso Once como para que la transmisión fuera desde allí, posibilitando otro tipo de estética, calidad en la transmisión y una interacción mayor. Lo que había comenzado como after offices virtuales se transformó en un estudio de televisión con la colaboración de profesionales en la materia (director de cámaras, sonidista, iluminador, camarógrafos, productores, “experience manager” y asistentes).
Con la optimización de la propuesta, los números empezaron a crecer. De abril a diciembre de 2020 se llevaron a cabo unos 50 eventos, más de 20 empresas diferentes contrataron sus servicios y más de 5.000 asistentes fueron parte de esta experiencia, no sólo para nuestro país sino también para el exterior: “La virtualidad nos permitió llegar a otros países como Chile, Panamá, México y Brasil. Confiaron en nosotros empresas como Mercado Libre, Nokia, Medifé, Motorola, Banco Patagonia, Banco Supervielle, Trasa, Prisma, Milkaut, Adecco, Assurant Argentina y Chile, Bladex Panamá, entre otros. Algunos de ellos hicieron más de un evento con nosotros, lo que demuestra que les gustó nuestro producto”, destaca Alessandri, quien además remarca que en algunas oportunidades llegaron a hacer dos eventos en un mismo día.
Resiliencia
Cuando todavía la mayoría de nosotros desconocía lo que era un mundo regido por la pandemia, Piso Once estaba en pleno crecimiento y auge, con grandes expectativas comerciales por delante y un prometedor 2020. La realidad llegó con planes inesperados para todo el mundo y para ellos no fue la excepción. Las proyecciones que tenían se convirtieron en metas imposibles de cumplir, mayormente en uno de los rubros más golpeados como es el de los eventos por el peso que tiene la presencialidad.
Gracias a su creatividad y su empuje pudieron reinventarse y sorprenderse, en este caso para bien, con la apertura de nuevas líneas de negocios, propiciadas justamente por el nuevo contexto y con la posibilidad de tener un alcance internacional. Este golpe de timón los llevó a superar ampliamente las expectativas de facturación iniciales para alcanzar la cifra de 5.8 millones de pesos. Además les permitió la continuidad de la fuente de trabajo no sólo al equipo tradicional del lugar sino que se amplió a otros rubros y personas que no eran del staff habitual.
La propuesta base del servicio se puede ajustar de forma personalizada a cada cliente y, por ejemplo, hubo eventos que contaron con la presencia de celebrities como el Chino Leunis o Mariano Peluffo en la conducción y otros del ámbito cultural o científico, como cuando disertó el neurocientífico Facundo Manes. También se llevaron a cabo shows de stand ups con reconocidos artistas como Peto Menahem. Resultó también una oportunidad laboral para que esas personalidades puedan desarrollar su profesión a falta de otros espacios.
Entre los distintos tipos de eventos que desarrollan se encuentran after offices, eventos corporativos no sólo para equipos de empresas o jornadas laborales empresariales, sino también webinars, presentaciones de marca o productos, fiestas de fin de año, etc. Además, a pesar de no ser el foco de su negocio, producto de la demanda obtenida, ampliaron su oferta a eventos sociales: “El debut en materia de este tipo de eventos vino de la mano de bodas, bautismos y cumpleaños”, cuenta Alessandri.
En algunos casos realizaron un formato híbrido. Por ejemplo, para algunas fiestas empresariales, los directivos de la compañía estaban de forma presencial desde el estudio del multiespacio, para hacer un brindis o un sorteo, y los empleados desde sus casas.
Por lo que podemos concluir que Piso Once no sólo se adaptó a la situación y logró sortear un contexto adverso sino que fue más allá de su premisa inicial de continuar activo. Se transformó, diversificó y amplió sus servicios, tanto para los ocupantes de Tesla Patricios II como para clientes externos. Y además, se convirtió en una fuente de trabajo de diversos rubros y de un sector específico en el que, dado el contexto, lamentablemente no abundaban las ofertas, sino que escaseaban. De cierto modo, a base de actitud y aptitud lograron doblar la apuesta y convertirse en una cadena de transformaciones que generó un ecosistema win win y que promete seguir creciendo en este año que se presenta aún más desafiante que el año anterior.