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La importancia de volver a vernos, en presencia

¿Te ves dentro de 10 años trabajando, solo, frente a una pantalla?

La pandemia global de coronavirus obligó a repensar la necesidad de tener un espacio de trabajo común. El teletrabajo permitió la continuidad operacional de las empresas, pero ¿cuán sustentable es en el tiempo? Es lo que se preguntaron estudiosos de todo el mundo. También fue disparador de diversos relevamientos y estadísticas que dan luz acerca del por qué las oficinas son esenciales para las personas y su necesidad de vincularse, bases fundamentales para la creatividad y la innovación que son las que realmente impactan en el crecimiento de las organizaciones.

Para Andrés Neumann, co-fundador y CEO de la desarrolladora de edificios corporativos premium NÓMADA, la vuelta a la oficina debe sustentarse sobre la base de dos grandes pilares: “Los estímulos positivos para regresar y la percepción de seguridad en el espacio de trabajo. Nosotros decidimos poner mucha energía en el primero, sin descuidar la importancia del segundo”, remarca.

La mayoría de las empresas que tienen sus oficinas en Tesla Patricios II, nuestro edificio emblemático en el Distrito Tecnológico, expresaron sus ganas de regresar en el corto plazo, con la idea de que sea opcional, paulatino, con una dinámica de “prueba y error’, y con equipos limitados”, continuó Alex Sakkal, cofundador y director comercial de la desarrolladora.

“Una enseñanza que dejó el teletrabajo es su limitación a cuestiones transaccionales, para la concreción de tareas o bien la resolución de problemas coyunturales. Además de que es una modalidad que no nos permite proyectarnos: ¿quién se imagina seguir trabajando casi exclusivamente frente a una pantalla de acá a 10 años?”, completa Sakkal, y sigue: “Las empresas están frente al desafío de reinventar el espacio de trabajo, y aprovechar esta oportunidad para una  ´nueva etapa´ en el vínculo con sus equipos”.

En este sentido, los edificios están sumando propuestas interactivas con halls y espacios comunes o “multiuso” para favorecer la interacción y el bienestar de quienes habitan estos espacios. Tesla Patricios II toma especial relevancia en este sentido por tratarse de un edificio con una fuerte carga de infraestructura de servicios y programas de experiencias como Comunidad Aldea, que promueven el bienestar y la vida social en el ámbito laboral. Un activo de alto valor a la hora de pensar y conceptualizar un espacio.

NÓMADA está en ese camino para capitalizar la oportunidad y acompañar a sus clientes en el proceso. Lanzó el 10 de diciembre una propuesta donde invitan de forma totalmente gratuita a las personas que trabajan en alguna de las empresas del Distrito Tecnológico a Piso Once, su multiespacio compuesto de un rooftop de 1.300 m2. La consigna es que vengan a trabajar solos o con sus amigos mientras disfrutan de una de las mejores vistas de la ciudad acompañados de buena música, juegos, snacks y bebidas.

La tendencia a nivel mundial se está inclinando hacia la vuelta a las oficinas. ¿Será por la necesidad de innovación y de incentivo de la cultura corporativa? ¿O estará más ligado al consenso global que considera que la oficina tiene que ser un espacio vincular y fuertemente identitario? Así lo reflexiona Scott Grbavac, asociado del estudio de arquitectura Urban Agency de Copenhague, Dinamarca, que cuenta con oficinas en tres continentes y que participó del ciclo de seminarios de NÓMADA Frameworks for Interaction, donde la empresa intercambió ideas con los mayores referentes a nivel internacional acerca del futuro de las oficinas: “Trabajar permanentemente desde los hogares conlleva una visión extremadamente solitaria de la existencia humana.”.

Este arquitecto, también es partidario de esta teoría que pone el foco no sólo en la interacción con la gente sino con todo el entorno: “Si todos trabajamos desde nuestros hogares, también se perdería la interacción con la ciudad. Ir desde nuestras casas a las oficinas es una oportunidad única para interactuar con la comunidad, con las personas que probablemente nos cruzamos a diario, de poder tomarnos una pausa para tomar un café o una cerveza”, reflexiona Grbavac.

Por esta misma razón considera que los edificios no deben ser como castillos amurallados donde sirvan únicamente para las personas de su interior sino que deben ser abiertos y permeables para que la ciudad pueda ingresar en él. Esto logrará, para él, mejorar la calidad y el tejido urbano además de la dinámica y la vida del mismo edificio.

Un espacio de trabajo atractivo es clave a la hora de cautivar nuevos talentos y fidelizar a los equipos. Y no es el único que hace hincapié en la relación espacios de trabajo y disfrute: “El concepto de flexibilidad a la hora de conceptualizar edificios también refiere a poder convertirlos en espacios para el disfrute. Los edificios no residenciales como las oficinas pueden evolucionar y ser los lugares a donde la gente va a encontrarse y disfrutar”, dice Carl Backstrand,director internacional del estudio de arquitectura White Arkitekter, de Gotemburgo, Suecia y que también formó parte de Frameworks for Interaction, de NÓMADA.

Más allá de toda estadística están las personas y sus aprendizajes, y si algo aprendimos este año fue que no podemos dar nada por sentado, y que valoramos a veces lo que tenemos justamente cuando estamos imposibilitados de tenerlo. Nos acostumbrarnos a vivir puertas adentro mientras añoramos estar cerca de nuestros vínculos, la socialización y el contacto con la naturaleza y el aire libre. “Las personas usualmente buscan excusas para estar afuera, socializar y encontrarse con otros”, dice el urbanista Jan Gehl, y retoma: “Será cuestión de darles una excusa”.

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