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Babasonicos explotó el Estadio Atenas. El viento más atronador.

A las 20.40 comenzaron los platenses Peces Raros, una banda cuyo primer tema sonaba indie-pop y terminó en una electrónica que puso a todos a bailar mientras el estadio seguía llenándose y preparaba a los que estábamos para la fiesta que se venía. Las gradas estaban llenas, el campo estaba cubierto por miles de personas de todas las edades; posiblemente seguidores desde Pasto y hasta los últimos millenials que se suman a la fiebre babasónica en esa fusión de rock y glamour. 

El público pide a Dárgelos, pero si hay algo que se destaca es que toda la banda hace su show y tiene participación especial: con músicos multiinstrumentistas es difícil que alguno pase desapercibido.
21.40 la excitación se siente, el frío ya no, salen los músicos al escenario. Con camisas y chalecos de estilo hindú, una impronta original y elogiable cuando los escuchas reventar los baffles con sus riff  de los ’90/2000. Abren con Tormento, y luego las parejas entran en acción formando parte del tema: nos rodean los besos apasionados con Suturno, un hito para el chape. Y qué?, Los burócratas del amor, Los calientes, Fizz, clásicos que nos ponen a bailar con ese toque más percusivo del que los conocemos.

«Estamos en una etapa difícil, ya vamos a salir. Saben cómo vamos a salir? Destruyendo todo» Interrumpe Dárgelos y explotan con los primeros acordes de Desfachatados. El Maestro, Pendejo y El ídolo coreada por todo el estadio y un pogo que se volvía loco cuando Dárgelos se acercaba al ritmo de esas guitarras folks ruteras. 
Flora y Fauno una balada que con un trémolo y esos toques de glam, erotizaron a un estadio lleno. Estoy rabioso, Once, Calmática, Fiesta Popular; una seguidilla de rock y agite que acompañado por el diseño de iluminación proyectaba sombras y disparaba efectos visuales hacia todos lados. Las pantallas que tejían una atmósfera en cada tema también hacían su juego seductor.

Toma Mariano Roger el micrófono y las primeras notas percusivas abren Curtís, otra ocasión para que los besos nos vuelvan a rodear, como una coreografía ya pactada. Diego «Uma» hace su show desplegandóse por todo el escenario en un baile contagioso al groove de Microdancing, pasos robóticos poseídos por el Octapad de «Panza» Castellanos y las teclas de Diego Tuñon; un formato eléctrico del que hacía algunos años estaban alejados. 

Babasonicos. Estadio Atenas, La Plata

La Lanza, Ideas, Fan de Scorpions, Putita, Carismático; Babasónicos saltó de un disco al otro manipulando nuestras emociones en sus bases y letras «Seamos estupendos amigos, dejemos la crítica de lado», una de las características de la banda: contener mensajes de simplicidad y de la vida con un vocabulario poético y lanzado. Me animo a afirmarlo: Dárgelos es uno de los mejores compositores de Argentina. «La vida es en este momento» cita mientras juega con el humo, su cuerpo y el público, comienza El Colmo y parecía anunciar el final de una noche hermosa.

Las luces se apagaron, pero el público no se mueve esperando la jugada argenta de pedir una más.
Unas cataratas en las pantallas se encienden y regresan con Confundismo, otra balada hermosa que atina a bajar nuestra energía, pero Patinador Sagrado nos atrapa y saca lo más Beastie Boys que tenemos adentro, con los coros raperos de Carca, uno de los músicos que están en la banda hace algunos años, al igual que Tuta Torres en el bajo.
Así se habla cierra una noche de emociones, baile, estímulos, letras bellas e inspiradoras conectando con los cuerpos y llevándonos a un viaje en el tiempo movilizador. Sin dudas esta banda genera un zigzageo sensorial imperdible para cualquier amante de la buena música.

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