Es muy difícil transcribir la experiencia que se vive en Alo’s, pero haré lo posible.
Alejandro Féraud, es el chef que lidera un equipo de talento jóven y apasionado que los comensales podemos ver en acción desde todos los ángulos del lugar.
Como amante de los fuegos y habiendo sido un joven deseoso de aprender, Alejandro dedicó sus días al arte culinario experimentando en distintas cocinas del mundo.
Hoy en día traslada su visión a su proyecto aplicando técnicas de la alta cocina logrando un sello propio, detallista y creativo. Su menú se basa en el uso de productos nobles de la más alta calidad, de estación y una manipulación muy cuidadosa sobre los mismos; la presentación final es muy artística.
Utilizan vegetales de estación de pequeños y medianos productores orgánicos, aromáticas de su propia huerta, carnes salvajes provenientes de lodges locales y pesca fresca del día.
La atmósfera que se respira en Alo’s, el diseño espacial, su servicio y el menú sofisticado manifiestan la pasión por la cocina y la obsesión por el resultado.
Experiencia de pasos
Para comenzar, el amouse bouche es un bocadillo de bienvenida que se invita antes de los platos y en Alo’s cambia diariamente. En esta oportunidad se trata de una mini empanadita de hongos ahumados frita y un mini pancho que sería una salchicha de pato en pan de leche y naranja con una “mostaza” de cúrcuma y crocante de jengibre.
Continúa la sopa del día, la de esta noche fue de apionabo acompañada por pangrattato
que sería tipo un crouton de pan, limón y perejil. La suavidad de la sopa choca contra el cítrico y nunca una sopa fue tan exquisita.
El siguiente plato son las asteráceas y consta de: topinambur, alcaucil, endivias y girasol. Más específicamente es una ensalada de invierno con alcauciles fritos, topinambur asado, endivias en crudo. Acompañado de un puré de limón y una bagnacauda de girasol, semilla que sigue el linaje de la familia de asteráceas.
Unos gnochetis a base de sémola, con un ragú de hongos y pangratatto, son la evolución más sofisticada de los ñoquis caseros.
Como si fuera poco, llegan los principales: Pesca blanca de anzuelo (nunca una pesca se sintió tan fresca en plena ciudad, vale aclarar) esta se sirve con puré de zanahoria, curry de zanahorias y zanahorias encurtidas.
Si preferís carne roja, la molleja se cocina a baja temperatura y viene con unos triangoli de langostinos y una fumet de langostinos. Sin palabras.
No se puede terminar esta experiencia sin probar la cocina dulce. Siendo los últimos días de fríos invernales, elegimos el postre más fresco presentado como ensalada: mandarina, granada y carambola fresca, un bizcocho de mandarina, crema de lemongrass, gel de mandarina y chile, un helado de yogurt y por último una demi glace de granada.
Para acompañar estos platos Alo’s cuenta con una exclusiva carta de vinos compuesta por selección de varietales, estilos y regiones diversas tanto de grandes bodegas como así también de pequeños y medianos productores nacionales. Además, se ofrece una original carta de cocktails y si preferís no tomar alcohol, un mocktail -cocktail sin alcohol- a base de té rojo y almíbar de membrillo fue el maridaje perfecto para esta noche.
El lugar
Madera, piedra, cemento y hierro son los elementos principales de los que se compone el ambiente de Alo’s.
Entre tantos atributos y detalles que podemos mencionar de este bistró que se luce en La Horqueta desde el 2014, uno de ellos es su cocina a la vista. Más que un detalle, es protagonista y un indicio de una cocina muy cuidada y osada al mostrar todo lo que sucede en el making off.
La barra permite una interacción entre el comensal y el talento que está ultimando los detalles de la obra de arte que llegará a tu mesa en minutos. De alguna manera esto es una invitación a interiorizarte sobre tu plato y funciona muy bien para quienes quieren ir solos y no se sienten tan seguros.
Además, la cocina luce un equipamiento de última generación: máquina de vacío, roner, horno mixto, deshidratador, pacojet, thermomix, máquina de helados y más.
El estudio de arquitectura que llevó a cabo la remodelación del espacio por aquel entonces, es hoy uno de los estudios más reconocidos del país. Habiendo sido esta su primera obra, años más tarde, Atot se llevó todas las miradas con su famosa y premiada cava erizo, un espacio con capacidad para 800 botellas y una mesa de lapacho para 8 comensales.
La cocina de Alo’s expresa su gran respeto por el producto y sus procesos.
Los detalles minuciosos, las terminaciones y conjugaciones de sabores manifiestan gratitud y respeto hacia cada alimento. En una era de poco tiempo y comidas rápidas, la dedicación que se traduce en cada plato es realmente un hallazgo.
Alo’s
Chef: Alejandro Féraud
Dónde: Avenida Alte. Blanco Encalada 2120, Boulogne Sur Mer 1609, San Isidro
Tel.: +54 9 11 2874 7432 / 4737-1246 / 4737-0248
Medios de pago: efectivo, tarjetas de débito y crédito AMEX, Visa y Mastercard.
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