8M, con la lupa en los mensajes

La publicidad, la estética, la propia percepción de la mujer cambió sustancialmente si se hace una retrospectiva. Esto es lo que sostienen especialistas de distintos rubros que hicieron un revisionismo de los anuncios publicitarios de mediados del siglo pasado a la actualidad.

Para la dermatóloga y especialista en Medicina Estética, Fiorella Marta, hay un «viraje positivo» en las publicaciones destinadas a la mujer. En este punto, observa que en las primeras décadas del siglo pasado «la publicidad de la industria cosmética ha sido implacable, casi siniestra. Los mensajes dejaban traslucir que una mujer que no cuidaba sus manos no podría ser digna de alcanzar un anillo de bodas».

«Incluso existió la Guía de la Buena Esposa en los años 50, una especie de decálogo con las reglas para mantener feliz al marido y ser la esposa que él siempre soñó», agrega la doctora que es miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.

«Se inducía a que la mujer buscara un cuidado personal tendiente a satisfacer el gusto del hombre y no de ella misma. Debía estar cuasi perfecta para la hora de llegada del marido. Era importante tener la casa en orden y cambiarse el vestido para recibir al esposo», recuerda.

Según Marta, «hoy eso ha cambiado. Las mujeres se hacen retoques incluso a pesar -y subraya- a pesar de sus parejas. No piden permiso, ni aprobación porque, generalmente, lo pagan con el esfuerzo de su trabajo», comenta.

En este sentido, el psicoanalista Ricardo Antonowicz (MN 11556) sostiene: «Se ha ganado terreno si nos remontamos a aquellas publicidades en las cuales había un mandato implícito o explícito de mantener la casa limpia y ordenada para cuando llegara el marido de trabajar».

«Hoy los comerciales no sólo apuntan al disfrute personal de la mujer en el consumo de productos, sino que incluye mujeres solas, mujeres decididas, imperfectas, reales, y mujeres en pareja con otras mujeres», grafica.

Por su parte, según la Licenciada Elizabeth Rodríguez, Psicoanalista (M.N 63202) los anuncios han sido tradicionalmente sexistas. Mas allá de eso, considera  que «nos apropiamos de otro lugar aunque falta que el Estado y la sociedad lo legitime».

«La mujer de hoy rechaza que su rol sea solamente el de hacer las cosas del hogar, a no ser que ese sea su deseo pero, en realidad, ese nuevo rol aún no encuentra aval. Claramente, hubo un movimiento, mas allá del feminismo, que nos colocó en otro lado, pero aún no se le hace lugar», agrega Rodríguez.